"Voces poéticas en Extremadura", Felipe Rodríguez Pérez reseña en Plan Ve 'Los últimos del Oeste'

 Voces poéticas en Extremadura


El Oeste, el territorio del western asociado a esta tierra nuestra, es parte del título bajo el que el escritor Dionisio López ha aunado a un conjunto de poetas extremeños, un total de 23, que nacieron, al menos, en el año 78 y que comenzaron a publicar en el siglo XXI. Se trata de una antología, según el compilador, “inexacta, incompleta y parcial, pero honesta” que no pretende defender “ningún estilo o corriente”. Es una antología de un lector; eso sí, un lector competente y conocedor del rico panorama de la lírica en Extremadura.

Me ha llamado la atención especialmente -por alguna cuestión emocional, pues uno es rayano/raiano- esta particular referencia al Oeste y a la frontera como un espacio que trasciende la demarcación geográfica para convertirse en un territorio literario que “ha saltado definitivamente la cerca del aislamiento localista”. Parece una contradicción, pero no lo es si lo vemos como un activo que permite la agrupación por lugar de nacimiento de los escritores y no por convicciones literarias regionalistas que, dicho sea de paso, aún colean.

Ese espacio del Oeste, a mi manera de ver, tiene un interesante recorrido semántico, con respecto a la poesía, en Extremadura, como fueron el proyecto editorial -Del Oeste Ediciones- que fundaron Ángel Campos, Manuel Vicente González y Pedro Almoril, en iniciativas como la que puso en marcha el poeta y también editor José María Cumbreño con “Centrifugados” o en el poemario en prosa Oeste de Pureza Canelo. También en la extraordinaria revista de literaturas ibéricas Suroeste, que surge desde esa vocación transfronteriza. Y en novela, por ejemplo, con los títulos de Julián Rodríguez.

Pero, en cuanto a este concepto, me gusta recordar la visita que en el 2008 hizo el filósofo alemán Peter Sloterdijk a Extremadura, de la que surgió la publicación de El reino de la fortuna (Fundación Ortega Muñoz). Tal ensayo va acompañado de un texto de Isidoro Reguera, traductor de Sloterdijk, en el que se insiste en la idea de que la renovación de Extremadura ha de llegar del humanismo y de la naturaleza, frente a otras ideas peregrinas y sensacionalistas. El filósofo germano había visitado nuestra región previamente, en el año 2006, con motivo de un congreso, y en su diario escribió que no era necesario viajar a Texas o Wyoming para conocer “una inmensidad en la que el visitante se pierde”. El Oeste está, por tanto, a pocas horas del aeropuerto de Barajas.

Sobre esa renovación/resignificación del territorio por la que abogaba Reguera, sobre la queahonda el humanismo implícito al hecho poético, podemos afirmar que la publicación de esta antología demuestra que vivimos en un reino afortunado. Y que los límites inhóspitos quetiempo atrás separaban, ahora acercan y hacen converger, sin ningún tipo de impedimento, hacia una bioregión literaria compleja e interdependiente que mana libre del seno del lenguaje, auténtica patria de la poesía.

La conquista del Oeste se ha realizado y los libros habitan este reino sin reyes, que es el mejor de los reinos. Y digo esto por cuanto esta antología no funda escuela alguna ni intransigencia estética ni entrega un cetro a ninguna categoría o persona, porque no tiene esas pretensiones. Yo, como lector de poesía -aunque no toda la que me gustaría-, he disfrutado mucho leyendo este libro, tanto los poemas que he redescubierto como los poemas inéditos que son regalos de futuros libros que han aportado algunos de sus autores. También a poetas que desconocía, de los que he anotado en mis desiderata nombres y libros para buscarlos y leerlos. De eso puede que vaya una antología, pues orienta nuestra vocación lectora y por ese mismo motivo habría que celebrar la publicación de este libro.

No obstante, la pretendida confección imparcial de libro no va a ser, por pretendida, neutra: por ejemplo, solo 3 poetas mujeres frente a 20 poetas hombres, algo que le van a decir muchas veces al compilador. Y porque una antología, se quiera o no, deviene en laboratorio de ideas y lecturas: los poetas y sus textos, de estéticas y poéticas independientes, dialogan y resuenan unos en otros, por lo que asistimos a una conversación lírica que va más allá de lo unipersonal y alumbra una “generación poética” cuyo punto de unión es haberse emancipado de la adversidad histórica que trababa la expresión creativa de nuestra región. Esa teoría está ampliamente expuesta por Dionisio López en la introducción, donde hace un recorrido documentado por la trayectoria del género lírico desde los años 70 hasta la actualidad en Extremadura. La heterogeneidad no es dispersión sino una consecuencia de la autonomía estética individual común en la actualidad.

Los últimos del Oeste es una lectura necesaria para el lector de poesía, de aquí y de cualquier otro lugar. Un libro que presenta un prólogo amplio, con una análisis muy acertado sobre la poética de los autores que ayudará al lector menos acostumbrado a los lenguajes poéticos contemporáneos a penetrar sin miedo en su territorio. Si acaso solo una tacha, porque respecto a las antologías también se trata de eso, de proponer alguna inconformidad, y es no haber citado al poeta placentino Felipe Núñez en los ascendentes de la lírica extremeña, porque todo oeste tiene un Billy the Kid…

(Felipe Rodríguez Pérez, Plan Ve, agosto de 2025)

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