Algunas hojas verdes
Veo una alcantarilla. No sé por qué me detengo. Entre sus rendijas asoma una hierba verde y temblorosa, como si la ciudad no pudiera acabar con la obstinación de la vida. No debería crecer nada ahí, entre el hierro y la oscuridad, pero crece. Quizá nadie lo vea. Quizá nadie imagine el esfuerzo que hay detrás de ese tallo que se atreve a empujar el asfalto. Hay algo en su fragilidad que me conmueve: la certeza de que el aire llega, aunque sea en hilos; de que todavía existe una raíz que no se rinde. Hay belleza en esa obstinación. No sé si es esperanza o terquedad, pero algo sigue brotando donde todo parecía muerto. (57, ‘ECA’)