Tanto que leer
“Tanto que leer”, así dicho, es una frase que queda ambigua, ciertamente; es una proclama celebrativa, claro, pero también es una suerte de queja, de lamento por no poder abarcar todo lo deseado. Vivir siempre será poco, aunque la vida, a veces, sea lenta y barroca. Esto se me viene a la mente cuando ahora, de pronto, escucho en ‘El ojo crítico’, vía podcast, una entrevista a la poeta Ana Merino (“a nadie le sorprende el temblor de tus labios / en la lenta hermosura de cada suicidio”) sobre su nueva novela (‘Amigo’, Ediciones Destino) en la que narra con la pátina de la ficción la relación de amistad entre Federico García Lorca y Joaquín Amigo a partir de cartas que se conservan. Estas cartas y otros documentos los encontró de forma completamente casual y, a partir de ahí, ha podido reconstruir el ambiente de uno de los momentos más apasionantes y épicos de nuestra historia: desde los felices años con la Residencia de Estudiantes como centro de la cultura hasta el asesinato de ambos en...